jueves, 30 de enero de 2014

Volviendo a caer en la insana adicción, sin saber nunca nada. Nada de nadie, nada de mí. Tapándome con la obesa oscuridad de estas cuatro paredes llenas de vida. Mi vida. Y el acordeón, él también me acompaña, siempre iluso a lo que verdaderamente provoca.

Al final, la almohada vuelve a estar húmeda y por mis entrañas sigue corriendo la sangre. No sé si soy yo, no sé si seguir. No sé por qué.

lunes, 27 de enero de 2014

Huerto de raíles

Al tren de sus añoranzas, como espejismo incierto, sonaron las campanas de un invierno atestado por la cordura más pura en ella. Pero la espera persiste y guarda tanto en los ojos de su acompañante que consigue el llanto de la libélula. Sin embargo, al final del día , la lluvia es tierra húmeda, el café es vapor y la cigarra comienza la profecía de buenas noches. 
El tren se ha ido, ha anunciado la ausencia de su regreso. Emma ha dejado sus maletas, su perfume. Ha dejado su esencia y ahora todo es amapola.

domingo, 26 de enero de 2014

De huesos y más


Y me pierdo en tu valle de rosas, laguna de ansias y de dolor, en sus curvas perfectas, allí donde sólo yo quisiera habitar. Recovecos de niebla y añoranza. Es quizás el lugar más hermoso que he visto nunca y apenas nadie sabe de él. Pero así tú lo deseas, y así lo desearé yo. Es calor, es amor, es adicción. Los hoyuelos de una larga vida. Es tu valle, tu rincón.

Al sonar de las doce.

Solo acababas de llegar, como haces siempre. Proclamas tu existencia sin apenas conocer de ella. Ni siquiera yo misma te habría querido allí. Pero ahí estabais, tú y el frío.
Y así fue como caí en el montón de hojas secas y el recuerdo llegó a la asfixia. Así fue como mi almohada me deseó la muerte. Muerte por el deseo de tenerte.