Esfera precisa, perfecta. Creando momentos ajenos o casi propios. Marcando cada mirada, cada sabor, cada silencio. Situaciones que nos harán más sabios, para poder compartirlas en algún sillón de orejas. Etapas que nos llevarán a la agonía e incluso al desarraigo. Goteo constante de único destino. Cualquier destino.
Siendo así, ¿no es el crepúsculo la mejor razón para llorar?.-
No hay comentarios:
Publicar un comentario